En esta segunda parte sobre la familia centrada en Cristo, quiero seguir contestando la pregunta: ¿Cómo es una familia centrada en Cristo?
2. Centramos nuestra familia en Cristo cuando creamos un ambiente espiritual y digno donde Cristo pueda morar. Ya vimos que Dios ha prometido venir a morar con nosotros. Cuando invitamos a alguien a venir a cenar a nuestra casa, la limpiamos, arreglamos y aún la perfumamos y adornamos de tal manera que nuestros invitados puedan disfrutar de un ambiente digno. Con mayor razón si nuestro invitado es Dios.
Debemos por lo tanto limpiar espiritualmente nuestra casa de pecado como por ejemplo de pornografía, de bebidas alcohólicas, de cualquier sustancia ilegal como drogas y marihuana, de música que no glorifica a Dios, de signos extraños de hechicería y ocultismo, de amuletos de la buena suerte, talismanes, objetos o líquidos a los que se les atribuye algún tipo de poder o influencia, libros de ocultismo, nueva era, control mental, esoterismo, metafísica, de afiches o posters de mujeres u hombres desnudos o semidesnudos, etc. Busca todo lo que tenga una influencia espiritual mala y quema todas esa cosas. (Deuteronomio 7:26) “y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema” (Anatema significa: maldito)
Limpiar la casa es también limpiarla de hablar, encomendarse o invocar y orar a los parientes muertos, no debemos invocar a la mamá o al papá o a los abuelos o a otros familiares que ya murieron, esto es consultar a los muertos. (Deuteronomio 18:10-12) “10 No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, 11 ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. 12 Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti”. (Abominación significa: Aborrecer, rechazar, condenar)
También debemos limpiar el ambiente de nuestro hogar de malas actitudes como las malas palabras, gritos, violencias, irritabilidad, pereza, chistes obscenos, etc. etc. (Efesios 4:31, 32) “31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”.
Así éste ambiente limpio y ordenado nos solo servirá para recibir a Cristo en nuestra casa sino que también será un ambiente ideal para la crianza y el crecimiento de nuestros hijos. El mundo trata de reformar al hombre cambiándolo de ambiente. Cristo cambia al hombre, y éste cambia el ambiente que le rodea.
Creamos un ambiente espiritual cuando lo limpiamos y reemplazamos con recordatorios de que Cristo tiene el primer lugar en nuestra hogar. Podemos por ejemplo colocar cuadros con versos de la Palabra de Dios, música que honra a Dios vibrando en el aire, libros inspiracionales que llenen nuestros estantes, leer la Biblia a tus hijos especialmente para dormir, etc. (Deuteronomio 6:5-9) “5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8 Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”
La próxima semana continuaré con la tercera parte de este artículo. Dios te bendiga mucho y es mi oración que Dios te ayude con la sabiduría necesaria para hacer de tu familia una familia de éxito, centrada en Cristo.