En mi trabajo pastoral, atendiendo a muchas parejas, veo como a pesar de estar casados por muchos años se siguen gritando, ofendiendo, insultando, avergonzando en público, etc.
Honestamente no sé como hacen para aguantarse por tanto tiempo, tal ves se acostumbraron a una vida dolorosa, se resignaron a vivir con las consecuencias de sus decisiones de juventud, o tal ves simplemente ya no les importa.
No se como aguantan tanto tiempo así muchos matrimonios, pero lo que si se, es que el origen de todos estos problemas de pareja es el: EGOISMO.
Amigos, el egoísmo mata cualquier relación. Mata las buenas costumbres. Mata las buenas tradiciones familiares. Pero sobre todo mata la buena voluntad, la confianza y el amor en la pareja.
¿Cómo puede una persona ser egoísta por tantos años? Es que está en nuestros genes. Si, este mal es genético. Está en todos nosotros. Es nuestra naturaleza ser egoístas.
Como ejemplo, ¿cuál es la primera palabra que generalmente aprendemos cuando somos niños? Es la palabra: “mío”. En una fotografía familiar o de amigos, ¿cuál es la primera persona que buscamos para ver como salió? la respuesta es “yo”. Si nos buscamos primeramente a nosotros.
Si este problema es genético, entonces necesitamos buscarle una solución que pueda penetrar nuestra naturaleza y cambiarla desde adentro. Aunque algunos crean que este mal se debe al medio ambiente, a lo que comemos o las muchas o pocas oportunidades que tuvimos en la vida. Yo no creo así. Creo que todos estos elementos solo despertaron y fomentaron el mal que ya traemos de nacimiento.
En el matrimonio o en otras relaciones, cuando tratamos de solucionar estos problemas, generalmente es muy poco lo que logramos. ¿Por qué? Porque, estamos tratando con los síntomas y no con el problema. Si, el gritar, el irrespetarse, ofenderse, etc no son el problema. El verdadero problema es nuestro corazón egoísta.
Debemos trabajar en nuestro corazón y no en nuestra boca, que es con lo que generalmente nos ofendemos unos a otros. Cuando el corazón está sano la boca lo estará como consecuencia.
El único que puede ayudarnos es el Creador de nuestra genética o de nuestra naturaleza. El es el único que puede entrar a nuestro corazón si le invitamos a entrar. Dios a dicho: “9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? 10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:9, 10)
Así es el corazón egoísta: engañoso, perverso y no se puede conocer. Pero Dios dice que El es que lo conoce y lo prueba.
En otras palabras, si eres soltero debes orar y confiar a Dios esta decisión de con quien te casarás. Si eres casado (a), debes orar y confiar en Dios y pedirle que te ayude a cambiar tu corazón y el de tu pareja, porque los dos llegaron a donde están no solo por culpa de uno de ustedes, sino de los dos.
Dios ha prometido ayudarnos, porque nos ama profundamente y quiere lo mejor para nosotros, pero nuestro corazón está interfiriendo con su egoísmo. Por lo tanto deja a un lado tu egoísmo aunque tu pareja no no lo quiera hacer. Pero uno de los dos debe iniciar el proceso del milagro que necesitan y que Dios quiere hacer en tu matrimonio.
Solo necesitas hacer una decisión y entregar tu corazón a Cristo si no lo has hecho aún. Cuando el Señor está en nuestro corazón es mas factible que cambiemos. Solos y en nuestra propia fuerza es imposible el cambio.
Si quieres invitar a Cristo a entrar en tu corazón, has la siguiente oración: “Señor, vengo a ti porque creo que eres el único que me puede ayudar, mi corazón es egoísta y soy culpable de tanto daño en mi vida, en mi matrimonio y en mi familia. Perdoname por favor todos mis pecados pero principalmente el pecado del egoísmo. Señor Jesús entra en mi corazón y controla mi vida. Gracias por perdonarme. Te pido que me ayudes a producir el milagro del cambio en mi corazón y así cambiara mi vida y mis relaciones. Gracias Señor Jesús. Amén”.
Escríbeme por favor para saber de tu decisión. Dios te bendiga siempre.