Todo final es un nuevo comienzo

Un día, un fuerte viento secuestró a una indefensa semilla, y la arrojó lejos. La solitaria semilla cayó en una remota playa,  y allí, sola y perdida, rodó a través de una acera de concreto y cayó en una hendidura en el infecundo cemento. Entonces un tacón inamistoso, pisó inadvertidamente la semilla, hundiéndola profundamente. 

Estaba atrapada, prisionera, descartada, separada de la familia, sola. Una semilla huérfana, fuertemente sujetada a un profundo y oscuro hueco. Impotente, sin esperanza.

Luego sucedió. En el fondo del corazón de esa semilla ¡comenzó a bullir una extraña y milagrosa fuerza de vida que desafió a la muerte, a la acera y a todo el mundo! El corazón de la semilla gritó: “¡Viviré y no moriré!” 

Cuando la primera gota de rocío se escurrió en la hendidura, la semilla absorbió la humedad, luego partículas de polvo cubrieron a la esforzada semilla, que gritó una vez más: “¡Echaré raíces y creceré!”

Suave y silenciosamente produjo microscópicas raicillas vellosas, que descubrieron por donde enterrarse en ese ambiente difícil. Hasta que ésta semilla venida de tan lejos, hinchada de determinación, se abrió y germinó con nueva vida. Y, en una clara y soleada mañana, una pequeña hoja de pasto brotó de la hendidura de la acera; le sonrió al sol y a la lluvia, saludó al viento y declaró con orgullo: “¡Aquí estoy mundo! ¡Lo logré contra probabilidades imposibles!”

Amigo, si ésta semilla lo logró, tú también puedes. Al igual que ésta semilla tu puedes haber sido arrojado a una tierra desolada e infecunda. ¿Crees que llegaste al final del camino? ¿Crees que estás en las últimas?

Quizá estés severamente deprimido y hayas perdido toda esperanza. Lo has intentado una y otra vez sólo para fracasar en cada intento. Tu vida parece acabada, tus sueños evaporados. Pero te tengo una buena noticia: ¡Todo final es un nuevo comienzo! Comienza de nuevo hoy, porque ¡Hoy es tu mejor día y mañana será mucho mejor!