Hay una ola creciente de violencia pública en Estados Unidos que involucra generalmente a personas muy jóvenes, a tal punto que nos está dando miedo enviar a nuestros hijos a la escuela, al cine o cuando estamos en un centro comercial.
Generalmente en estos tristes eventos hay un patrón o un denominador común: La inestabilidad familiar.
Cuando hay inestabilidad de la familia afecta a todos; especialmente a los hijos. Las víctimas más vulnerables de la inestabilidad de la familia son los hijos que son demasiado pequeños para entender lo que les ha sucedido a sus padres.
Este trágico impacto en ésta generación fue ilustrado gráficamente en la declaración de una maestra de sexto grado en una ciudad rica de California. Ella estaba sorprendida al ver los resultados de una tarea de composición creativa que les dio a sus alumnos. Se les pidió completar una frase que empezaba con las palabras: “Quisiera”. La maestra esperaba que los muchachos y muchachas expresaran que deseaban bicicletas, perros, aparatos electrónicos, viajes a Hawai. Mas bien, veinte de los treinta alumnos hicieron referencia en sus respuestas a sus propias familias que se desintegraban. Algunas de las frases reales son las que sigue:
“Quisiera que mis padres no pelearan”
“Quisiera que mi padre volviera”
“Quisiera que mi madre no tuviera un amante”
“Quisiera tener calificaciones sobresalientes para que mi papá me quiera”
“Quisiera tener solo una mamá y un papá para que los chicos no se burlen de mí. “Tengo tres mamás y tres papás, y ellos arruinan mi vida”.
“Quisiera tener una ametralladora M-1 para poder matar a los se burlan de mí”
Amigo, que desgracia la que están viviendo muchos hijos que son niños y jóvenes en nuestras comunidades.
Tres pasajes de las Escrituras nos enseña la responsabilidad que tenemos de fortalecer a nuestra familia por: decidir llevarlos al servicio del Señor, instruir y orientarlos por el buen camino, y enseñarles la Palabra de Dios.
Josué 24:15
“…pero yo y mi casa serviremos a Jehová”
Proverbios 22:6
“Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”
Deuteronomio 6:4-9
“4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8 Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”
Ciertamente, familias fuertes hacen sociedades fuertes. Familias fuertes hacen iglesias fuertes, escuelas fuertes, negocios fuertes, comunidades fuertes y países fuertes.
Hagamos nuestra parte. Esto es responsabilidad de todos. Comencemos por nuestra vida y por nuestra familia. Fortalece tu familia, dale seguridad y estabilidad; comienza mejorándote a ti como esposo y padre, o esposa y madre.
Dios te bendiga.
